Erase una vez una manzana que tenía un
problema. Su problema consistía en que todos los animales se la querían comer,
pero no era una manzana cualquiera, ella provenía de avalon, lo cual además de
hacerla deliciosa le daba la facultad de regenerarse en minutos; lo que no
podía evitar es el dolor de los mórdiscos de los animales. Además de ser
devorada tenía problema con el resto de alimentos que le tenían mucha envidia
porque nadie les quería comer.
Decidió poner solución adentrándose en
una oscura cueva y descubrió que dentró habia cristales brillantes que hicieron
que no extrañase tanto la luz del sol, pero un día decidió salir y fuera le
estaban esperando su enemigo el plátano con su ayudante la castaña.
El plátano le dijo que ya que no podía
morir la golpearía y la golpearía con todo su cuerpo; esto provocó los aplausos
de la castaña. La manzana le dijo que era un inmaduro y que no debería buscar
en ella la causa de sus problemas y que le ayudaría a buscar una solución, le
recomendó que se pusiese mas tiempo al sol y así maduraría y que se bañase en
el agua del rio para estar fresquito y quitarse esa peste a productos químicos
y fertilizantes.
Así lo hizo el plátano y una vez maduró
se dio cuenta que la manzana no era la responsable de sus problemas, se tumbó
en medio del camino y consiguió que un mono se lo comiese. La castaña también
quiso la ayuda de la manzana y esta le recomendó que con esa pinta tan
amenazadora con esas espinas nadie la querría, que debía salir de su coraza y
mostrar lo que guardaba dentro de si… su corazón.
La castaña siguió sus indicaciones y
consiguió que un niño se la comiese y así fue como la manzana pudo vivir feliz
y en paz en su cueva de cristales luminosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario