- Leyenda de Puerto Rico -
Hacia el año 1845, don Blas Silva y
Almeida, dueño del extenso ingenio de San Daniel, llamó al escribano para hacer
testamento de sus bienes. Era esta posesión la más próspera de Puerto Rico, que
el caballero había explotado sabiamente, gracias a su carrera de ingeniero
agrónomo, brillantemente cursada en Bruselas. Había construido un ferrocarril
que atravesaba las vastas plantaciones de caña hasta la fábrica azucarera,
establecida en un extremo de la posesión. Todo ello, así como su cuantiosa
fortuna, quería legarlo a los trabajadores, dividiendo para ello la hacienda en
tantos lotes como hombres trabajaban allí, en desagravio de la explotación de
sus antecesores con la sangre africana.