Tagore cuenta la historia de Govinda, el
gran predicador Shik, que leía las escrituras sentado en una roca cerca de un
torrente, cuando su rico discípulo Raghunath se inclinó ante él y depositó,
como ofrendas, dos hermosos brazaletes de oro adornados de piedras preciosas.
Govinda cogió un brazalete y lo hizo
girar entre sus dedos. De repente la joya resbaló de su mano, rodó por la roca
y desapareció en los remolinos de la rápida corriente.
Raghunath lanzó un grito y saltó al torrente. Buscó el brazalete mucho
tiempo, mientras Govinda leía las escrituras.
El día se apagaba cuando el discípulo, cansado y empapado, subió por la
orilla.
-Si me pudieses indicar dónde ha caído -le dijo a su maestro-, seguro
que podría encontrarlo.
Entonces Govinda cogió el segundo brazalete y lo tiró a los remolinos
del agua, mientras decía:
-¡Ha caído allí!
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