Dos sastres judíos trabajaban el uno
frente al otro desde hacía muchos años. Cortaban y cosían incansablemente,
hablando de vez en cuando de distintas cosas.
Uno le dijo al otro:
-¿Irás de vacaciones este año?
-No - ya fui.
Regresaron a su silencio. Más tarde, el
sastre que había preguntado, sabiendo que su amigo no había ido, ya que no
recordaba ninguna ausencia le preguntó:
-A la India.
-¿A la India?
-Sí. Fui a cazar el tigre de Bengala.
-¿Fuiste a cazar el tigre de Bengala?
¿Tú?
Los dos hombres habían dejado de trabajar
y se miraban. El segundo sastre, que parecía muy tranquilo, retomó la palabra
para contar lo siguiente:
-Partí al alba sobre un magnífico
elefante que un gran príncipe me había prestado. Armado con cuatro fusiles de
culatas de plata y acompañado por una escolta de ojeadores, me aventuré en una
montaña solitaria. De repente un tigre enorme se levantó rugiendo frente a mi
montura, el tigre más grande que nunca se había visto en aquella región de
Bengala. Mi elefante, asustado, se tiró para atrás, me caí en unos matorrales
espinosos, los porteadores huyeron, entonces yo saqué un fusíl y gatillé, pero
no salió ninguna bala, lo mismo con el segundo fusil, el tercero y el cuarto. No
pude disparar. El tigre se me echó encima y me devoró.
-¿Te devoró? -preguntó el primer sastre,
que había estado escuchando estupefacto.
-Me devoró... por completo, hasta el
último pedazo de carne.
-Pero si estás vivo, aquí junto a mí.
Entonces el segundo sastre retomó el hilo
y la aguja y mirando a su amigo le dijo:
-¿A esto le llamas vida?
No hay comentarios:
Publicar un comentario