Quisiera volver a los tiempos de
nuestra relación sin prejuicios; aquellos en que conocíamos del otro poco más
que el nombre, sin historia tras nuestras vidas. Cuando no teníamos que medir
las palabras porque carecían de anclas a nuestros actos o voces. Cuando el
viento traía tus cartas hasta mi puerta desde los lugares más insólitos, un
avión, un hotel de cualquier rincón de Europa, la habitación de un hospital...
Quisiera volver
a aquellos tiempos, en que no esperaba nada de ti, cuando nunca te
esperaba, cuando sólo importaba el presente sin ayer sin mañana, cuando contaba
contigo incluso en la ausencia, cuando aún no anidaba el miedo a la pérdida,
cuando no teníamos referentes a casas ni a familias, tan sólo a la risa, al
viaje subterráneo, a amaneceres rojos en el desierto, a los cuerpos...
Quisiera volver a
los tiempos en que sólo éramos dos personas ancladas a momentos puntuales y
nada más sólo acto, sin obligaciones, sin compromisos ni definiciones, sin
miserias, miedos o reproches... seres desconocidos pero nunca ajenos...
Quisiera volver a
entonces, pero no sé cómo, ni tan siquiera si aún es posible... ¡es tan larga
tu ausencia!.
Alicia Camacho
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