Por estas tierras se cuenta que, hace
mucho tiempo, hubo una serpiente de colores, brillante y larga.
Era de cascabel y para avanzar arrastraba
su cuerpo como una víbora cualquiera. Pero tenía algo que la hacía distinta a
las demás: una cola de manantial, una cola de agua transparente.
Sssh sssh... la serpiente avanzaba. Sssh
sssh... la serpiente de colores recorría la tierra. Sssh sssh... la serpiente
parecía un arcoiris juguetón, cuando sonaba su cola de maraca. Sssh sssh...
Dicen los abuelos que donde quiera que
pasaba dejaba algún bien, alguna alegría sobre la tierra.
Sssh sssh... ahí iba por montes y llanos,
mojando todo lo que hallaba a su paso. Sssh sssh... ahí iba por montes y
llanos, dándoles de beber a los plantíos, a los árboles y a las flores
silvestres. Sssh sssh... ahí iba por el mundo, mojando todo, regando todo,
dándole de beber a todo lo que encontraba a su paso.
Hubo un día en el que los hombres
pelearon por primera vez. Y la serpiente desapareció. Entonces hubo sequía en
la tierra.
Hubo otro día en el que los hombres
dejaron de pelear. Y la serpiente volvió a aparecer. Se acabó la sequía, volvió
a florecer todo. Del corazón de la tierra salieron frutos y del corazón de los
hombres brotaron cantos.
Pero todavía hubo otro día en el que los
hombres armaron una discusión grande, que terminó en pelea. Esa pelea duró años
y años. Fue entonces cuando la serpiente desapareció para siempre.
Cuenta la leyenda que no desapareció,
sino que se fue a vivir al fondo de la tierra y que ahí sigue. Pero, de vez en
cuando, sale y se asoma. Al mover su cuerpo sacude la tierra, abre grietas y
asoma la cabeza. Como ve que los hombres siguen en su pelea, sssh... ella se
va. Sssh sssh... ella regresa al fondo de la tierra. Sssh sssh... ella hace
temblar... ella desaparece.
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