Bienvenid@ a este bosque nebuloso. Disfruta de tu estancia.

Bienvenid@ a este bosque nebuloso. Disfruta de tu estancia.

viernes, 27 de enero de 2012

El comerciante

Esta es una historia sobre la vida y el deseo de libertad de una chica.
Empezaré como suelen empezar todas las antiguas historias:

        Érase una vez, una chica a la que su padre le obligaba a quedarse en casa cuidando del bebé. Y el bebé era un niño mimado; lo quería todo para él y la jovencita era prácticamente una esclava. Un día, esta chica se cansó de trabajar sin obtener descanso ni satisfacción personal, y planeó deshacerse del niño.

Pero no lo hizo de forma corriente, eso habría levantado sospechas. La chica conocía la existencia de un ser al que ella llamaba "El Comerciante". Muchos lo podrían comparar con el Diablo por su poder de conceder deseos a cambio de almas. Sólo que el Comerciante no pedía almas, sino que la persona que pedía el deseo hiciera algo a cambio.

La muchacha sabía que lo que iba a pedir le costaría algo poco común, pues quería que el niño nunca hubiera existido. Al saber esto, el Comerciante, al que ella veía como su propio reflejo en el espejo, en lugar de decirle qué era lo que debía hacer, le dijo que le debería un favor. La chica, algo asustada, accedió.

En ese momento, la habitación del bebé se transformó en una habitación para invitados, y la de la chica se llenó de objetos y vestidos nuevos. La chica enloqueció de alegría. Una hora más tarde llegó su padre del trabajo, sonriente. Le dijo a la niña que ya era hora de cenar. Su padre la llevó a un lujoso restaurante, en el que la chica pudo comprobar que todos los camareros les conocían tanto a ella como a su padre.

En los meses siguientes, descubrió que toda su vida se había vuelto más lujosa, más intensa. Un día, cuando todo parecía perfecto, la pequeña se miró en el espejo para peinarse, y el Comerciante apareció.

Esta vez la chica se asustó. En el espejo veía un distorsionado y sonriente reflejo de sí misma. Esta solía ser la apariencia común del Comerciante, pero esta vez el brillo de sus ojos inspiraba miedo.
- "¿Qué quieres?"-  preguntó ella.
- "Teníamos un trato"-  replicó el reflejo con una oscura y templada voz.
- "¡Claro! lo que quieras, la vida no podría ser mejor".
- "Bien, porque una mujer me ha pedido algo. Una hija que la ayude y le haga compañía."
- "¿Y por qué no la haces aparecer, como hiciste desaparecer al bebé?"
- "Verás, no es tan fácil. Las personas no pueden aparecer o desaparecer de la nada, hay que cambiarlas de sitio."

La chica retrocedió asustada. ¿Acaso ahora que había conseguido la vida que deseaba, tenía que renunciar a ella? Negándose, intentó huir, pero fue inútil. El poder del Comerciante la llevó a su nuevo hogar instantáneamente.

Descubrió que la mujer que pedía compañía era la nueva madre del bebé, una mujer pobre, que vivía sola con el bebé en una antigua casa en medio de ninguna parte, y que se veía obligada a viajar todos los días a la ciudad para trabajar en un trabajo que no le daba suficientes beneficios para mudarse a otro lugar. Como tenía que trabajar, alguien debía quedarse en casa, cuidando del bebé.


Alberto Martinez

No hay comentarios: