Una leyenda de la región de Glengarrigh, en el sur de Erín, menciona lo que le sucedió a un joven jorobado.
El pobre Lushmore, a quien llamaban así por que siempre llevaba una ramita de digital (*lusmore* en irish gaêl) en su sombrero, una tarde regresaba del poblado de MacCurragh, cuando el cansancio y el dolor de su joroba lo obligaron a recostarse al pie de un roble junto a la entrada de Brugh de Knockgrafton, lugar que tenía fama de ser la morada de las Hadas de los Túmulos de aquella zona.
El pobre Lushmore, a quien llamaban así por que siempre llevaba una ramita de digital (*lusmore* en irish gaêl) en su sombrero, una tarde regresaba del poblado de MacCurragh, cuando el cansancio y el dolor de su joroba lo obligaron a recostarse al pie de un roble junto a la entrada de Brugh de Knockgrafton, lugar que tenía fama de ser la morada de las Hadas de los Túmulos de aquella zona.